« Cher fils:
¡Se me acumulan los
temas para comentar contigo!
Voy a comenzar por
el más cotidiano. Tenéis unas fabes estupendas, supongo que también habéis
comprado el compango, es decir: chorizo, tocino salado entreverado y morcilla
asturiana. Sin este acompañamiento la fabada no sabe igual, especialmente la
morcilla asturiana que, por su
condimentación, transfiere el sabor propio a este plato.
Se lavan las habas
para ponerlas a remojo en la misma cazuela en la que vamos a prepararlas,
también ponemos el compango, teniendo cuidado de que el agua sobrepase dos o
tres dedos por encima de los
ingredientes. así las dejamos desde la noche anterior al día de prepararlas.
Hace falta tiempo y fuego lento para que se cocinen bien y queden sabrosas.
Depende de la cantidad, pero una fabada para cuatro o seis personas (1 k de
habas), con las habas enteras pero bien tiernas necesitan de tres a cuatro
horas. Puede ser que al día siguiente el agua se haya reducido (sobre todo si las habas son frescas), en ese caso tendremos que volver a añadir agua fría hasta sobrepasar dos o tres dedos los ingredientes antes de poner la cazuela con una hoja de
laurel a fuego lento. Dejamos cocer lentamente, incorporando un poco de agua
fría a la primera ebullición y dos o tres veces más, en el momento en que
vuelva a levantarse la ebullición, moveremos al mismo tiempo el contenido de la
cazuela, agarrándola por las asas. Los asturianos dicen que hacen esto para
asustar a las habas. Así lentamente, sin prisas, dejamos que se cocinen sin
dejar de vigilarlas, sobre todo para que no hiervan mucho y se queden sin agua.
Comprobaremos que las habas están cocidas, probamos el punto de sal para ver si
necesita algo más. Cogemos una cucharada de habas, las machacamos con el
tenedor y volvemos a incorporarlas para espesar la salsa. Retiramos el
compango, lo troceamos y lo volvemos a la cazuela. Podemos servirlas en el
mismo recipiente en que las hemos cocinado o en una sopera, bien calientes.
¿Qué te parece?,
Sencillo ¿no? Sólo se necesitan buenos ingredientes y un poco de tiempo para
dedicarles.
Bon appétit!
He visto una
película que me gustó, creo que a ti también te gustará por eso te la comento.
Se trata de En la
casa, dirigida por el francés François Ozon. Ha obtenido concha de oro en el
último festival de San Sebastián, pero esto del premio es lo de menos.
Comienza el curso
en el Lycèe Gustave Flauvert. El profesor de Lengua y Literatura Francesa,
Germain asiste un poco desencantado a la inauguración del curso. Ya en el aula,
ante un grupo de adolescentes de 16 años, comprueba que la mayoría de ellos no
son capaces de escribir más de dos líneas correctamente ni muestran el menor
interés por mejorar. En casa al corregir los ejercicios comenta con su mujer,
Jeanne, las banalidades que escriben la mayoría de sus alumnos, Sólo un
ejercicio llama su atención por su buena redacción y por la curiosa
historia desarrollada y que concluye con
un continuará... Es de Claude, nuevo en el aula. Comienza describiendo la
relación entre un hijo, Rapha, compañero suyo de curso y sus padres. relación
que a él le parece un poco extraña por su naturalidad y así lo hace constar de
una forma un poco displicente. Germain ve que Claude es observador y tiene
talento narrativo así que le propone que siga escribiendo sugiriéndole que vaya
introduciendo diferentes puntos de vista y formas narrativas en su redacción.
Él lo corregirá y lo guiará en el proceso de creación literaria. Para seguir
escribiendo sobre el tema, además de hacerse amigo de Rapha, tiene que
introducirse en su casa con la disculpa de ayudarle en Matemáticas.
A partir de aquí
los tres planos narrativos: relación profesor alumno, relación entre Claude con
su amigo y los padres de este, y relación entre Germain y Jeanne, se mezclan de
tal manera que hacen que yo, espectadora, me implique hasta el punto que llegue a confundir la
ficción con la realidad y me emocione profundamente.
La historia se
complica porque el joven escritor es demasiado curioso, no acepta límites y el
profesor no es capaz de controlarlo.
He leído alguna
crítica en la que se compara el proceso narrativo de la película con el de Las
mil y una noches. También puede recordar, sobre todo en las escenas finales a
una novela picaresca, El diablo cojuelo, deseoso de levantar los tejados de las
casas para introducirse en ellas y observar lo que allí ocurre.
Te he contado el
tema principal, pero si seguimos devanando, hilaremos algunos más, igualmente
interesantes. En fin, una película estupenda. »
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