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  1. ¡Unas fabes de película!

    martes, 4 de diciembre de 2012


    « Cher fils:
       ¡Se me acumulan los temas para comentar contigo!
       Voy a comenzar por el más cotidiano. Tenéis unas fabes estupendas, supongo que también habéis comprado el compango, es decir: chorizo, tocino salado entreverado y morcilla asturiana. Sin este acompañamiento la fabada no sabe igual, especialmente la morcilla asturiana  que, por su condimentación, transfiere el sabor propio a este plato.
       Se lavan las habas para ponerlas a remojo en la misma cazuela en la que vamos a prepararlas, también ponemos el compango, teniendo cuidado de que el agua sobrepase dos o tres dedos  por encima de los ingredientes. así las dejamos desde la noche anterior al día de prepararlas. Hace falta tiempo y fuego lento para que se cocinen bien y queden sabrosas. Depende de la cantidad, pero una fabada para cuatro o seis personas (1 k de habas), con las habas enteras pero bien tiernas necesitan de tres a cuatro horas. Puede ser que al día siguiente el agua se haya reducido (sobre todo si las habas son frescas), en ese caso tendremos que volver a añadir agua fría hasta sobrepasar dos o tres dedos los ingredientes antes de poner la cazuela con una hoja de laurel a fuego lento. Dejamos cocer lentamente, incorporando un poco de agua fría a la primera ebullición y dos o tres veces más, en el momento en que vuelva a levantarse la ebullición, moveremos al mismo tiempo el contenido de la cazuela, agarrándola por las asas. Los asturianos dicen que hacen esto para asustar a las habas. Así lentamente, sin prisas, dejamos que se cocinen sin dejar de vigilarlas, sobre todo para que no hiervan mucho y se queden sin agua. Comprobaremos que las habas están cocidas, probamos el punto de sal para ver si necesita algo más. Cogemos una cucharada de habas, las machacamos con el tenedor y volvemos a incorporarlas para espesar la salsa. Retiramos el compango, lo troceamos y lo volvemos a la cazuela. Podemos servirlas en el mismo recipiente en que las hemos cocinado o en una sopera, bien calientes.
       ¿Qué te parece?, Sencillo ¿no? Sólo se necesitan buenos ingredientes y un poco de tiempo para dedicarles.
      Bon appétit!


       He visto una película que me gustó, creo que a ti también te gustará por eso te la comento.
       Se trata de En la casa, dirigida por el francés François Ozon. Ha obtenido concha de oro en el último festival de San Sebastián, pero esto del premio es lo de menos.
       Comienza el curso en el Lycèe Gustave Flauvert. El profesor de Lengua y Literatura Francesa, Germain asiste un poco desencantado a la inauguración del curso. Ya en el aula, ante un grupo de adolescentes de 16 años, comprueba que la mayoría de ellos no son capaces de escribir más de dos líneas correctamente ni muestran el menor interés por mejorar. En casa al corregir los ejercicios comenta con su mujer, Jeanne, las banalidades que escriben la mayoría de sus alumnos, Sólo un ejercicio llama su atención por su buena redacción y por la curiosa historia  desarrollada y que concluye con un continuará... Es de Claude, nuevo en el aula. Comienza describiendo la relación entre un hijo, Rapha, compañero suyo de curso y sus padres. relación que a él le parece un poco extraña por su naturalidad y así lo hace constar de una forma un poco displicente. Germain ve que Claude es observador y tiene talento narrativo así que le propone que siga escribiendo sugiriéndole que vaya introduciendo diferentes puntos de vista y formas narrativas en su redacción. Él lo corregirá y lo guiará en el proceso de creación literaria. Para seguir escribiendo sobre el tema, además de hacerse amigo de Rapha, tiene que introducirse en su casa con la disculpa de ayudarle en Matemáticas.
       A partir de aquí los tres planos narrativos: relación profesor alumno, relación entre Claude con su amigo y los padres de este, y relación entre Germain y Jeanne, se mezclan de tal manera que hacen que yo, espectadora, me implique  hasta el punto que llegue a confundir la ficción con la realidad y me emocione profundamente.
       La historia se complica porque el joven escritor es demasiado curioso, no acepta límites y el profesor no es capaz de controlarlo.
       He leído alguna crítica en la que se compara el proceso narrativo de la película con el de Las mil y una noches. También puede recordar, sobre todo en las escenas finales a una novela picaresca, El diablo cojuelo, deseoso de levantar los tejados de las casas para introducirse en ellas y observar lo que allí ocurre.
       Te he contado el tema principal, pero si seguimos devanando, hilaremos algunos más, igualmente interesantes. En fin, una película estupenda. »


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