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  1. Tarta Pavlova... ¡y melindres!

    lunes, 3 de junio de 2013

    «¡ Hola !
    Estamos en época de fresas, hay que aprovechar su delicioso aroma y sabor y disfrutar de ellas. Las que hay en el mercado vienen la mayoría de Huelva y suelen ser buenas. Para elegirlas nos fijaremos en su aspecto que debe ser rojo brillante y aunque estén cubiertas por celofán como tiene agujeros para su ventilación, percibiremos su aroma inconfundible. Si no tienen aroma, no son buenas. Las nuestras, las gallegas tardan un poco más en madurar pero tenemos la ventaja de que todavía las disfrutaremos en el mes de agosto.
    Neca me enseñó a hacer una tarta muy rica que a ella le gusta hacer  por estas fechas. Ya la hice varias veces con resultado muy aceptable, alabado por los comensales. No solo por su sabor fresco y delicioso sino que su aspecto invita a saborearla y a segregar jugos gástricos.
    Es la tarta PAVLOVA. La tradición dice que la elaboró un repostero australiano en honor de la bailarina rusa, Anna Pavlova, en los años 20 del pasado siglo. Su sabor suave y refrescante, su consistencia frágil y ligera tratan de emular los movimientos de la famosa diva.
    Se necesitan: 6 claras de huevo, 300 g de azúcar, 2 cucharadas de cacao, 1 cucharada de vinagre de vino blanco. Estos ingredientes para la base, que es mejor preparar el día antes o con bastante antelación para que esté bien fría. Montamos las claras con el azúcar, agregamos el cacao y el vinagre. En un molde bajo de unos 25 cm de diámetro colocamos un papel de horno y sobre él volcamos el merengue, procurando que los bordes queden más altos que el centro para que en el hueco pueda acoger la nata y las fresas. Lo introducimos en el horno caliente a 150º C durante 1 hora y 15 minutos. Seguimos necesitando: 1/2 l de nata para montar, 2 cucharadas de azúcar molido, 1/2 k de fresas, 2 cucharadas de mermelada de fresas o de frutos rojos. Montamos la nata con el azúcar, la extendemos encima de la base que ya hemos retirado del molde y colocado sobre una bandeja. Encima de la nata distribuimos la mermelada y las fresas cuarteadas, y encima de todo unas virutas de chocolate. Te envío foto para que veas el resultado.



    ¿Qué hacemos con las yemas? 
    Sabrosísimos melindres
    Necesitamos: 6 yemas de huevo, 50 g de azúcar, 50 g de mantequilla, 1 copita de anís dulce, la harina que admita (unos 200 g más o menos). Mezclamos las yemas con el azúcar, el anís y la mantequilla. Poco a poco vamos incorporando harina tamizada hasta que veamos que ya podemos manipular la masa sin que se pegue a los dedos, para hacer las rosquillas. Formamos las rosquillas, las introducimos en el horno caliente a 200º C, durante 12 minutos o un poco más, si nos gustan más dorados. Los sacamos del horno y, en caliente, los pasaremos por una glasa que hacemos con una clara de huevo a punto de nieve con 3 cucharadas de azúcar molido. Verás que ricos.
    Besos»

  2. «Hace algún tiempo que interrumpimos nuestra comunicación culinaria. Antes de reiniciarla me gustaría contarte cómo se hace un plato típico de Semana Santa que ahora ya no se cocina.
    En Galicia era habitual comer durante la cuaresma un plato que se denomina "potaje de vigilia", cuyos ingredientes fundamentales son la calabaza y las castañas secas o pilongas. Además pueden acompañarle otros ingredientes como habas y macarrones. Desde el día anterior hay que poner a remojo las habas y las castañas. A la hora de cocinar el plato, ponemos a cocer las habas en agua fría. Cuando casi están cocidas se echan las castañas y la pasta. Un poco más tarde la calabaza troceada. Al final, antes de servir, se doran unos ajos con aceite y se agrega al potaje.
    El bacalao es un pescado que se come mucho en Galicia. En muchos lugares es habitual en la cena de Nochebuena   acompañado de coliflor. Bien, pues ahora vamos a cocerlo con brécol que en esta época es bastante abundante. Verás que rico queda. Primero ponemos a cocer el brécol, a los 10 minutos incorporamos el bacalao desalado. Esperamos a que hierva y dejamos cocer 5 minutos a fuego lento. Escurrimos el agua. Preparamos una ajada sin pimentón para verter por encima del bacalao y del brécol.



    El domingo de pascua los padrinos regalan a sus ahijados roscas o bollas de pascua con huevos. En el norte de Galicia se llaman monas como en Cataluña. Allí se llevan a bendecir a la misa ese domingo, envueltas en pequeños manteles y luego se comen.»