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  1. Centollos por Navidad

    domingo, 23 de diciembre de 2012


    « Falta muy poco para llegar a una de las épocas en las que se celebran  fiestas en donde la mesa es más protagonista que en otras fechas del año.
    Antes de nada te aconsejo que tengas a mano el libro 40 menús para 40 banquetes, de ediciones Nigratrea. Seguro que en él encontrarás alguna idea que te guste. Puedes hacer con las recetas las combinaciones que quieras para los menús sin que sigas necesariamente las que se proponen en el libro.
    Claro, ahora los centollos están estupendos, aunque posiblemente hayan alcanzado ya a estas alturas un precio casi prohibitivo.
    Es mejor comerlos recién cociditos, y si están un poco tibios, mejor. No comparto la idea de que están buenos congelados, si se envuelven en un paño mojado con el agua de la cocción y luego en una bolsa de plástico. Si alcanzan precios astronómicos en fechas señaladas, es preferible esperar a que bajen y consumir otro producto mientras tanto.
    Aprendí a comer y a cocinar el centollo en O Grove. Allí se les profesa un culto especial y, en realidad, se lo merecen, porque es un manjar de manjares.
    Cuando se compra, el centollo tiene que estar vivo. Mejor que no sean muy grandes, entre kilo y kilo y medio, está bien. A mí me gustan más las hembras, en el mercado se valoran más. A tu padre le gustan más los machos que tienen un sabor más intenso. También conozco a algunas personas a las que no les gusta nada el centollo. Esto de los gustos, es muy relativo.
    Se pone una olla grande con agua a cocer con un par de hojas de laurel. Cuando comience a hervir echamos un puñado de sal, para que tenga una salinidad semejante al agua del mar.
    Antes de sumergir el centollo en el agua de la olla, tenemos que matarlo y eso lo hacemos poniéndole unos minutos antes un puñado de sal en su boca, o mejor, un chorro de vinagre. Si le falta alguna pata, ocurre a veces, tapamos el agujero con miga de pan para que no se escapen sus jugos.
    Sumergimos el centollo con las patas hacia arriba. Cuando comience de nuevo la ebullición, esperamos 15 minutos para un centollo de 1 kilo. Lo sacamos del agua y lo colocamos en un recipiente con las patas hacia arriba para que enfríe un poco.
    Si lo ponemos a cocer vivo, el centollo expulsa sus jugos y pierde sabor.
    Después hay que prepararlo para llevarlo a la mesa, podemos empezar por separar del cuerpo sus 10 patas, golpearlas ligeramente para que se rompa la cáscara, pero sin aplastarlas. A continuación introducimos un cuchillo entre el cuerpo y el caparazón por la parte recta y separamos el cuerpo del cacho. Retiramos las branquias y membranas de un lado y otro. Con un cuchillo partimos primero en 4 partes iguales el cuerpo y nuevamente, cada una de ellas en dos.
    Colocamos todo de forma armónica en una fuente y ¡A la mesa!
       Ciao! »

  2. A Costa da Morte

    miércoles, 19 de diciembre de 2012


    « Querido hijo:
    Me complace observar cómo vas progresando, veo que tienes iniciativa e imaginación para la cocina. No te impacientes, creo que llegaremos a saborear esas deliciosas perdices.
    Pues sí, que no paro. Ya sabes que teníamos por disfrutar vuestro regalo de aniversario: estancia de dos días en una casa rural. Llegábamos a la fecha límite, así que elegimos los días 14 y 15 de diciembre en Casa Castiñeira, Muxía, en la aldea de Buiturón. Hicimos una elección acertada porque la casa nos gustó mucho y quedamos satisfechos en todos los aspectos. Nos acompañaron Ana, Suso, Pili y Tino, que les pareció bien la idea de recorrer a Costa da Morte.
    Los pronósticos meteorológicos eran desalentadores, el día anterior a nuestro viaje, en Vigo hubo un auténtico temporal de lluvia y viento. Teníamos hechas las reservas y no nos desanimamos. Tuvimos suerte, al pasar Santiago dejamos la lluvia atrás y, en todo el viaje, solo la oíamos como caía durante la noche.
    Al llegar, fuimos directamente a Muxía. Desde el santuario contemplamos la piedra de abalar y otras formaciones caprichosas de las rocas, ahora golpeadas por un mar embravecido. De vuelta al pueblo, sentados en la terraza protegida de una cafetería, nos dimos cuenta de que no se veía el mar, oculto por unas inútiles construcciones de piedra y cemento, mucho cemento. Tu padre, que había militado en el equipo de fútbol local en tiempos de "la liga de la costa", y conocía bien Muxía, sintió, además, la ausencia de  unas casas de piedra preciosas que había delante del mar. Se lamentó diciendo: “destrozaron el pueblo más bonito de A Costa da Morte”.
    El sábado por la mañana salimos hacia Camariñas. De camino vimos la iglesia de Moraime, el monasterio de San Martiño de Ozón. Los pintorescos pueblos de Cereixo y Ponte do Porto. Al llegar pateamos las retorcidas callejuelas y admiramos algunas artísticas filigranas en encaje de bolillos. Decidimos ir a Cabo Vilán para ver el faro y el espectáculo, que  imaginábamos, del Atlántico tempestuoso. Efectivamente, era impresionante ver desde la altura y a buen recaudo, cómo el mar se estrellaba e intentaba subir convertido en espuma sobre los farallones que protegen al cabo y los enormes acantilados. La guía del faro, nos dijo que valía la pena hacer el camino de la costa, por lo menos hasta Santa Mariña y luego bajar a Xaviña. Tendríamos que ir con cuidado porque se trata de una pista sin asfaltar y con las lluvias que habían caído podríamos tener problemas para pasar con el coche. Fuimos muy despacio para contemplar otra bella perspectiva del Cabo Vilán, parando continuamente para disfrutar de un paisaje rosado de granito y del espectáculo del mar por los lugares: playa de la Pedrosa, playa de Balea, playas de Reira, duna Monte Blanco, ensenada de Trece. Llenos nuestros ojos de inmensidad y océano, regresamos a Camariñas para comer en el restaurante Puerto Arnela. El menú: percebes, pequeños pero muy sabrosos; parrillada de pescado que estaba riquísima; de postre, tartas caseras y de vino, elegimos un godello, bueno. El precio más que aceptable. 
    Después de tomar café y descansar un poco, decidimos ir hasta Camelle y Arou. Paseamos por estos lugares y contemplamos el paisaje. Nuevamente hacia Laxe, aquí no paramos porque recientemente habíamos estado allí  visitándote y  comido muy bien en el restaurante Zurich ¿recuerdas? Seguimos viaje por Ponteceso, donde nos acordamos del bardo Eduardo Pondal, convertida ahora en una gran villa con mucha vida. Llegamos hasta Corme, recorrimos sus empinadas calles y el puerto. Tomamos un refrigerio en un bar con aspecto  antiguo que conservaba el mostrador y las estanterías de madera, creo que se llamaba El Labrador.  Se nos hizo de noche, regresamos por Vimianzo donde contemplamos el castillo iluminado, sin parar hasta llegar a la casa.
    El domingo, después de desayunar, nos despedimos de los amables dueños de la casa rural. Salimos hacia Cée y Corcubión para continuar hasta Fisterra. Llegamos al cabo donde admiramos nuevamente la inmensidad del mar, paramos en el pueblo, paseamos por sus calles que, por cierto, estaban muy sucias y tomamos una tapa de pulpo, muy bueno, en Los Tres Golpes. Desanduvimos un poco el camino y desde Cee emprendimos regreso por la costa disfrutando de un paisaje y unos lugares preciosos: Ézaro, O Pindo ( con tantos recuerdos). Paramos a comer en Caldebarcos, en el restaurante Fontevella, un lugar maravilloso desde donde se veía toa la playa y el mar de Carnota. Comimos muy bien: camarones, pulpo a la plancha, sargo a la parrilla, una riquísima tarta de café. Regado todo ello con blanco ribeiro, Casal de Armán. Nos atendió Juan, muy amable, al que Ana y yo asaetamos a preguntas sobre la procedencia de los productos que nos servía y otras cosas referentes a la cocina. Muy bien, un lugar para volver. Todavía pudimos ver toda la costa hasta Muros, resaltando la belleza de lugares como Louro y su monte guardián. Antes de llegar a Noia dejamos el mar para coger la vía por Serra de Outes y luego la autopista hasta Vigo.
    Quedaron muchos lugares por ver, nos reservamos para otra ocasión porque merece la pena.
       Un beso »

  3. Una visita esperada

    jueves, 13 de diciembre de 2012


    « El miércoles de la semana pasada estuvimos comiendo en Toñi Vicente. Acaba de instalarse en Avenida Atlántida, 98 en Alcabre - Vigo, en el local en el que estaba el Puesto Piloto.
    El comedor es muy confortable, amplio  y bien iluminado, grandes cristaleras dan a la parte posterior del edificio desde donde se ve un trozo de la bahía de Vigo, y más se podría ver si no fuese por dos frondosos sauces de una finca vecina que lo impiden.
    El maître nos indicó que de la carta, ese día, no había perdiz, así que elegimos el menú degustación, cuyo precio eran 40€.
    Para comenzar, un aperitivo de cortesía: chupito de crema de calabaza. Calentito y muy sabroso.
    Salmón marinado con helado de queso del Cebreiro y culís de tomate. A tu padre le gustó. A mí, no. el salmón estaba cortado en trozos muy gruesos y el helado, como su nombre indica, terriblemente helado.
    Huevo poche, cuscús de quínoa y aceite de trufa. Muy rico y muy buena combinación, la quínoa en cuscús con piñones, pasas sultanas y aceite de trufa. La quínoa es la semilla de una planta, se utiliza y consume como los cereales. Ya la tomaban los incas, vive y se desarrolla entre los 1000 y los 3000 m de altitud, en Perú, Bolivia, Ecuador.... Se utiliza mucho en la cocina vegetariana es un alimento muy completo y muy fácil de digerir.
    Merluza en emulsión de limón e infusión de pimiento verde. La merluza, extraordinaria, una combinación perfecta, la emulsión, ligerísima, no restaba protagonismo al pescado y al suave toque a pimiento verde.
    Solomillo ibérico y manzana caramelizada con reducción de Pedro Ximénez. El solomillo, bueno, en su punto. La manzana era un mínimo gajo de caramelo de manzana, tal vez al Pedro Ximénez. Acompañaban unas setas salteadas y una pequeña porción de flan de patata sin sabor a nada. Faltaba armonía en la composición. Cada uno de estos elementos estaban en el mismo plato pero no había un nexo que los justificase.
    Torrija de mi madre y petit fours. Podríamos decir que era una torrija "ennatillada", tal vez golosa al paladar, pero carente de una textura o sabor que nos hiciesen pensar en una torrija de verdad. Olvidaron servirnos los petit fours y los pedimos. Eran unas vulgares trufas de chocolate.
    Siguiendo nuestro deseo de tomar vino gallego, pedimos Abadía da cova, mencía. En la carta de vinos no estaban los mejores albariños.
    El servicio bueno y amable aunque parecía que había un poco de desorganización.
    Esperaba algo más de Toñi Vicente, a la que hemos seguido desde el restaurante familiar en Tomiño. Creo que es una de las grandes, que se fundamenta en la tradición y en la experiencia, no es de las que se ha sumado al carro de la nueva cocina. Es una mujer luchadora que ha salido de difíciles situaciones. Ojalá la veamos recuperar su tono.

    Seguiremos conversando
    Besiños »

  4. ¡Hola!

    Parece que sigue el frío, ¡y ahora la lluvia encima! Las sopas y cremas acompañadas de buenas películas como la última que me comentaste vienen de perlas para soportar un poco mejor las inclemencias propias del invierno.
    Estos días estoy haciendo unos buenos caldos de grelos y repollo, alguna que otra crema de guisantes con puerro, zanahoria y un poco de patata... en fin, platos calentitos y reconfortantes. Pero sobre todo estoy utilizando los grelos, esa maravilla nacida en nuestras ricas tierras gallegas que yo creo que no debemos olvidar ni dejar de darle la importancia que tiene dentro del abanico de sabores de nuestro magnífico terruño.
    El pasado viernes cocí unos grelos con un poco de chorizo y un trocito de unto (qué aroma y sabor increíbles aporta al caldo, por cierto), para luego, una vez escurridos, hacer con ellos un simple revuelto pero con un resultado que sobrepasó todas mis expectativas (¡y no sólo las mías!). Simplemente utilicé los grelos con el chorizo, unos taquitos de jamón ibérico, y unos huevos para el revuelto. El único toque especial que añadí fue batir primero las claras separadas de las yemas para darle una textura más esponjosa y suave, sal y pimienta, y al plato. ¡Riquísimo! Aunque no se puede obviar que los grelos eran de casa, así que posiblemente la calidad del material explica el sabroso resultado final...
    No sé qué tal te parece esta receta con grelos. Seguramente tú tendrás alguna mejor, ya la compartirás.
    Pero no me voy a extender más ¡porque sé que últimamente no paras! Creo que fuiste a visitar a alguna de las cocineras gallegas más importantes, así que estoy deseando que me cuentes tu experiencia.

    ¡Un beso!

    P.D.: ¿Tuviste tiempo ya de hacer las perdices?

  5. ¡Unas fabes de película!

    martes, 4 de diciembre de 2012


    « Cher fils:
       ¡Se me acumulan los temas para comentar contigo!
       Voy a comenzar por el más cotidiano. Tenéis unas fabes estupendas, supongo que también habéis comprado el compango, es decir: chorizo, tocino salado entreverado y morcilla asturiana. Sin este acompañamiento la fabada no sabe igual, especialmente la morcilla asturiana  que, por su condimentación, transfiere el sabor propio a este plato.
       Se lavan las habas para ponerlas a remojo en la misma cazuela en la que vamos a prepararlas, también ponemos el compango, teniendo cuidado de que el agua sobrepase dos o tres dedos  por encima de los ingredientes. así las dejamos desde la noche anterior al día de prepararlas. Hace falta tiempo y fuego lento para que se cocinen bien y queden sabrosas. Depende de la cantidad, pero una fabada para cuatro o seis personas (1 k de habas), con las habas enteras pero bien tiernas necesitan de tres a cuatro horas. Puede ser que al día siguiente el agua se haya reducido (sobre todo si las habas son frescas), en ese caso tendremos que volver a añadir agua fría hasta sobrepasar dos o tres dedos los ingredientes antes de poner la cazuela con una hoja de laurel a fuego lento. Dejamos cocer lentamente, incorporando un poco de agua fría a la primera ebullición y dos o tres veces más, en el momento en que vuelva a levantarse la ebullición, moveremos al mismo tiempo el contenido de la cazuela, agarrándola por las asas. Los asturianos dicen que hacen esto para asustar a las habas. Así lentamente, sin prisas, dejamos que se cocinen sin dejar de vigilarlas, sobre todo para que no hiervan mucho y se queden sin agua. Comprobaremos que las habas están cocidas, probamos el punto de sal para ver si necesita algo más. Cogemos una cucharada de habas, las machacamos con el tenedor y volvemos a incorporarlas para espesar la salsa. Retiramos el compango, lo troceamos y lo volvemos a la cazuela. Podemos servirlas en el mismo recipiente en que las hemos cocinado o en una sopera, bien calientes.
       ¿Qué te parece?, Sencillo ¿no? Sólo se necesitan buenos ingredientes y un poco de tiempo para dedicarles.
      Bon appétit!


       He visto una película que me gustó, creo que a ti también te gustará por eso te la comento.
       Se trata de En la casa, dirigida por el francés François Ozon. Ha obtenido concha de oro en el último festival de San Sebastián, pero esto del premio es lo de menos.
       Comienza el curso en el Lycèe Gustave Flauvert. El profesor de Lengua y Literatura Francesa, Germain asiste un poco desencantado a la inauguración del curso. Ya en el aula, ante un grupo de adolescentes de 16 años, comprueba que la mayoría de ellos no son capaces de escribir más de dos líneas correctamente ni muestran el menor interés por mejorar. En casa al corregir los ejercicios comenta con su mujer, Jeanne, las banalidades que escriben la mayoría de sus alumnos, Sólo un ejercicio llama su atención por su buena redacción y por la curiosa historia  desarrollada y que concluye con un continuará... Es de Claude, nuevo en el aula. Comienza describiendo la relación entre un hijo, Rapha, compañero suyo de curso y sus padres. relación que a él le parece un poco extraña por su naturalidad y así lo hace constar de una forma un poco displicente. Germain ve que Claude es observador y tiene talento narrativo así que le propone que siga escribiendo sugiriéndole que vaya introduciendo diferentes puntos de vista y formas narrativas en su redacción. Él lo corregirá y lo guiará en el proceso de creación literaria. Para seguir escribiendo sobre el tema, además de hacerse amigo de Rapha, tiene que introducirse en su casa con la disculpa de ayudarle en Matemáticas.
       A partir de aquí los tres planos narrativos: relación profesor alumno, relación entre Claude con su amigo y los padres de este, y relación entre Germain y Jeanne, se mezclan de tal manera que hacen que yo, espectadora, me implique  hasta el punto que llegue a confundir la ficción con la realidad y me emocione profundamente.
       La historia se complica porque el joven escritor es demasiado curioso, no acepta límites y el profesor no es capaz de controlarlo.
       He leído alguna crítica en la que se compara el proceso narrativo de la película con el de Las mil y una noches. También puede recordar, sobre todo en las escenas finales a una novela picaresca, El diablo cojuelo, deseoso de levantar los tejados de las casas para introducirse en ellas y observar lo que allí ocurre.
       Te he contado el tema principal, pero si seguimos devanando, hilaremos algunos más, igualmente interesantes. En fin, una película estupenda. »


  6. « Poesía à mesa »

    lunes, 26 de noviembre de 2012

    « Dejemos que las perdices se vayan cocinando lentamente. Mientras, te contaré mi encuentro con la poesía este fin de semana.


                                          "Poesía à mesa" en el restaurante Luena de Vila Verde





    Vila Verde es el bonito nombre de un no menos bello pueblo portugués. Sus tierras bañadas por el río Cávado están muy próximas a la monumental Braga y a la también preciosa localidad de Amares.
    Resulta admirable el hecho de que en estos tiempos tan turbulentos y materialistas en los que vivimos,  los dueños de un restaurante tengan la feliz idea de organizar periódicamente cenas temáticas, y mucho más asombroso aún, es que dediquen una a la poesía y que, prácticamente, se llene el comedor. Pues bien, los pasados días 16 y 17, "POESÍA À MESA, JANTAR CON EMENTA LUSO-GALEGA", estuvo dedicada a los escritores gallegos Manuel Lueiro Rey y Xavier Rodríguez Baixeras. Yo asistí el día 17 cuando fue la declamación de Baixeras.
    El comedor estaba decorado con sencillez y exquisito gusto, obra de Deolinda y de su hija Liliana. Manteles y servilletas de lino blanco con un cordón rojo a modo de servilletero. Una rosa roja aquí y allá sobre mesas expositoras, acompañando  las obras de los poetas más importantes de la literatura portuguesa y las de los homenajeados.
    Impresos en papeles enrollados, atados con una cinta roja, versos y frases de escritores portugueses y gallegos, distribuidos sobre las mesas, invitando a que los comensales  desenvolviesen para leer entre plato y plato, pequeños fragmentos que ensalzaban la PALABRA o la POESÍA, de Luis de Camões, Sá de Miranda, Virgílio Ferreira, Alice Vieira...
    La declamación de Baixeras, después de la sobremesa, fue impresionante. Al escucharlo sientes las emociones y sentimientos humanos dentro de ti y los haces tuyos. Eso te hace vivir y sentir la poesía. 
    Ahora te hablaré de la "ementa", recordándote que el precio eran 20 €.




    De entrada, a pesar de que no figuraba en la carta: sopa de vegetales con menudos de capón. Estaba ligera y estupenda para iniciar una comida.

    A continuación: pementos de Padrón e cogumelos de Tras os Montes. No sé cómo consiguieron esos pimientos, perfectamente fritos, sin estar aceitosos, sobre una cama de setas con una salsa exquisita dentro de volovanes. Delicioso.
    De primero podías elegir entre: bacalhau con broa de milho o salmón a la plancha (receta gallega). Por esta zona de Portugal, preparan de este modo el bacalao. El de LUENA es exquisito y tiene fama entre los portugueses. Por supuesto yo elegí el bacalao. Estaba estupendo, sabrosísimo.
    De segundo, ¡después de esto había segundo!:capón no forno recheado con enchidos e peito de vitela. Yo no podía más pero dejé que me sirviesen un poco para probarlo. Me gustó mucho, sabía a capón de verdad.
    La sobremesa, llegó después de la declamación. Adoro los postres de Portugal, además en este restaurante tienen pastelería de elaboración propia. Tienen reconocida y merecida fama a tarta da avoa, pink cake, bolos gulosos, entre otros.
    De postre: pudin abade de Priscos, tronco nevado (receta galega), tarta da avoa. Me contaron que el tronco nevado había sido un "suceso", la noche anterior. Yo no pude perdonar un trocito de pudin y de tarta da avoa. Para qué te voy a contar...
    Para terminar: café, infusión, copa y como colofón: queimada galega preparada y presentada con mucha originalidad con la correspondiente lectura del "conxuro", por convidados gallegos.
    Los vinos: branco verde de Ponte de Lima e tinto maduro de Ponte da Barca. Buenos los dos. En Portugal, aunque sea de poco precio, el vino siempre es bueno.




    VILA LUENA es también hotel, está en Praça da República, nº 67 de Vila Verde. En una casa antigua a la que conservaron, en reciente reconstrucción, la fachada y los muros de piedra interiores, como decoración. Las habitaciones, con todas las comodidades, son de lo más confortable. El desayuno, incluido en el precio, (50€ habitación doble), servido en bufet con atención de camarero, más parece un GRAN almoço que un pequeno almoço. 
    Bjs. »

  7. ¡Hola madre!

    El fin de semana estuve en la Ribeira Sacra, probando sus diferentes caldos. Visité algunas bodegas (como la bodega Algueira, de la que te traje prueba en forma de botella de su variedad de uva merenzao), a parte de descansar tranquilamente en el retiro de sus casas rurales y de deleitarme con sus impresionantes paisajes sobre el Sil y el Miño, y sus laderas llenas de viñedos que parecen casi inaccesibles, pero de los que sale un vino realmente de calidad.
    Durante el camino paramos en Lalín para probar el característico cocido en uno de sus restaurantes más reconocidos, el Cabanas. De decoración rústica y elegante y un servicio exquisito, en el que pudimos saborear un cocido abundante y completo con unos productos de excelente calidad, empezando con una riquísima sopa de cocido y rematando con los postres típicos (filloas, queso con membrillo, cañas de crema) y los orujos y aguardientes gallegos. Con sorpresa incluida al final en forma de fiambre de cocido, original y práctico.
    En estos días en los que el frío se acerca cada vez más, la verdad es que van apeteciendo estos platos calentitos de puchero, como caldos y potajes. ¿Cuáles son los más típicos de esta época? Tenemos en la despensa unas «fabes» de nuestro viaje a Asturias, que Marta prometió cocinar un fin de semana en el que el frío arreciase, así que supongo que en breve les tocará, ¿alguna sugerencia?
    Pero no quiero extenderme más por hoy, porque creo que tú también tienes algo importante que contarme.

    Besos

    P.D.: ¡Por cierto! ¿Cómo van esas perdices?

  8. Las "locomotoras"

    martes, 13 de noviembre de 2012


    « Querido hijo:
    ¡Me encantan las castañas! Me gustan de cualquier manera: crudas, asadas, cocidas con monda o sin ella, pilongas, en almíbar, glaseadas, en puré. Su sabor es especial y diferente según sea la forma de prepararlas. Un olor escandaloso que no se puede ocultar es el que desprenden las castañas que se están asando. En otoño, cuando se instalan las castañeiras con sus "locomotoras" en algún lugar de la ciudad, el aroma se extiende gratamente por su entorno, invitándote a tomar un cucurucho y, de paso, calentarte un poquito las manos.





    Puedes ver algunas recetas con castañas en Recetas de repostería tradicional de la cocina familiar gallega y portuguesa ps. 50, 74, 91, 92.
    En una de las recetas te explico cómo elaborar harina de castañas, aunque ahora es relativamente fácil encontrarla en el mercado. Este año me decidí a preparar castañas para envasar al vacío o congelar, y así poder utilizarlas para acompañar otros platos en momentos en que no se encuentran frescas. Hace algunos años, este problema se solucionaba con las castañas pilongas que se conservaban durante todo el año y no había más que rehidratarlas poniéndolas a remojo, pero cada vez resulta más difícil encontrarlas.
    Castañas para envasar al vacío o congelar
    Se pelan las castañas, retirándoles la monda marrón exterior. Se escaldan durante tres minutos en agua hirviendo. Se retiran del agua y se dejan enfriar, ahora se puede retirar con facilidad la piel interior. Se colocan en una bolsa para envasar al vacío o para guardar en el congelador y esperar el momento de utilizarlas. 
    En pleno San Martiño he recibido un excelente regalo: dos perdices y una liebre y lo que es mejor, perfectamente limpias y preparadas para cocinar. Ya ves, así el tema para conversar nos viene rodado. Decidí guardar la liebre en el congelador y preparar primero las perdices. Seguiremos hablando.
    Besiños »

  9. Los sentidos en armonía

    martes, 6 de noviembre de 2012


    « El otro día te dije que te contaría mi experiencia de la visita al restaurante Yayo Daporta. La titulo así:

                                                     Los sentidos en armonía

    Caminamos por la calle Hospital en dirección al restaurante Yayo Daporta. Hacemos una parada en casa Germán para tomar un albariño. Está bueno, pero tal vez el que servían hace unos años, más afrutado y con más aromas estaba mejor. A mí me gustaba más.
    El restaurante está justo en frente de la capilla del Hospital, en una bonita casa solariega restaurada. Lástima que del espléndido huerto de antaño quede solo un pequeño jardín. Subimos la escalinata de piedra exterior hasta una pequeña solaina que lleva al comedor. El espacio es amplio pero acogedor, con las mesas bastante distanciadas unas de otras. La decoración es sobria y elegante. Elegimos una mesa al amparo de un cuadro que reproduce  un mar tempestuoso obra del pintor cambadés Lino Silva.
    Los cuatro nos decidimos por tomar el menú degustación. De entrada, el precio de 50€ me parece muy aceptable, teniendo en cuenta que el restaurante tiene una estrella Michelín, un agradable servicio y un ambiente confortable envuelto en una suave y variada música. Mientras esperábamos a que nos sirvieran nos pusieron aceite de arbequina aromatizado con laurel, romero, canela y guindilla, acompañado de vinagre balsámico para sopetear con un rico pan artesano. Sabroso comienzo.
    Este es el menú:

                   Cóctel de albariño en dos temperaturas
                   Dúo de terrina de foie-gras con queso de Arzúa y calabaza caramelizada y con raviolis de membrillo relleno de yogur
                   Consomé de pescado al azafrán con raviolis de pasta fresca de algas rellenos de cigala
                   Mejillones en tempura, crujiente de arroz y algas y espuma de mejillón
                   Cocochas de merluza al pilpil con guisantes tiernos y estofado de tocino ibérico
                   Canelón relleno de pollo de corral en pepitoria, mousse de foie-gras y setas confitadas
                   Infusión de frutos rojos con helado de queso fresco

     El consomé de pescado me pareció delicioso. Los aromas del Atlántico y del Mediterráneo se funden en la boca con una explosión de sabor a azafrán y a mar, incrementado al romperse en la boca los huevos rojos de pescado que acompañan los raviolis.


    Las cocochas de merluza  son un manjar de un sabor fino y aterciopelado que se compenetra muy bien con el de los sabrosos guisantes tiernos.


    El postre, la infusión de frutos rojos no tiene nada que ver con esas mezclas que se han puesto de moda y las sirven en cualquier restaurante mediocre. Los arándanos, grosellas y  fresas eran frescas con sabor intenso, la combinación con el helado un acierto y un goce para la vista y los sentidos.


    Si analizamos la composición del menú observamos unos cuantos aspectos interesantes. En primer lugar combina de una manera armónica tradición y modernidad: el pollo de corral en pepitoria, los mejillones, el queso gallego, el uso del azafrán para condimentar, la merluza con guisantes. Utiliza productos de su entorno: vino albariño, marisco, algas, pan artesano de Pontearnelas. Y productos de temporada: membrillo, calabaza, setas.
    Todo esto hace que la composición tenga un sentido que nos lleva a pensar en un proceso de creación y trabajo no sólo físico, sino también intelectual. Esto es lo que diferencia una auténtica cocina moderna y creativa de la de los impostores que se unen al carro de la nueva cocina sólo con la apariencia y los precios elevados.
    Por criticar algo, podría decir que repite un poco los "envoltorios": raviolis, canelones. Y, para mi gusto, sustituiría la mousse de foie-gras por otra de pepitoria.
    El vino fue responsabilidad nuestra. Elegimos bien el primero, un Goliardo, espadeiro de Forjas del Salnés y el segundo un caíño tinto de Zárate que me pareció demasiado ácido para acompañar estos alimentos. Por cierto, Zárate tiene buenos vinos, pero se están subiendo a la parra ¡Y nunca mejor dicho!
    Trufas de chocolate y banderilla de piña con melón fue una dulce cortesía de la casa.
    Decidimos ir a tomar café a la cafetería del Parador. Lentamente recorrimos la calle empedrada hasta llegar a la plaza en la que está  Baco, obra del famoso escultor nativo, ya reconocido en el mundo entero, Leiro. Admiramos las casas bonitas y armónicas que se salvaron de la especulación en esta zona. Continuamos nuestro camino por delante del concello en dónde recordamos al poeta Cabanillas con su boina y su aspecto campechano tal como se mostraba cuando caminaba para visitar a su amigo el párroco de Padrenda y tomar una taza de vino espadeiro que él le ofrecía. Seguimos por la calzada y antes de entrar en el parador nos encontramos con otra escultura, ahora es el también artista de Cambados Asorey. Está representado en su taller con sus herramientas de trabajo. Fue un paseo digno de figurar en una ruta turística.
    De regreso caminamos por el paseo a la orilla del mar hasta llegar a Santo Tomé. Se veía  la tranquila ensenada con las casas al fondo ¡ tan bonito! que recordamos el conocido y popular dicho: "Todo esto te daré, menos Fefiñanes, Cambados y Santo Tomé"
    Todavía llegamos a la torre de San Sadurniño y con un cielo despejado pudimos contemplar una de las más maravillosas puestas de sol.
    Reservamos Fefiñanes y la zona de la iglesia de San Benito para otro día.
    Hay muchos pueblos bonitos en Galicia y en España. Cambados es uno de ellos. »

  10. De setas y castañas

    lunes, 5 de noviembre de 2012

    ¡Hola!

    Estoy muy contento, gracias por tus consejos del otro día porque el plato de jibia fue un éxito. Además descubrí que Arturo le preparó ese mismo plato (bueno, en la illa de Arousa dicen "chopos") a Lidia  para "namorala", y parece que surtió efecto...
    Estos días estoy oyendo hablar mucho de setas y castañas, supongo que será la época de ir a recogerlas. El otro día preparé unas setas salteadas con un toque de queso azul sobre una tosta de pan. Creo humildemente que me salió bastante bien. Y mis sensaciones fueron corroboradas por Marta, así que supongo que no estarían mal.


    En cuanto a las castañas, no se me ocurren muchas ideas para prepararlas, a parte de castañas asadas, aunque supongo que tendrán muchas posibilidades. La verdad es que dan mucha envidia, los bosques en esta época del año están preciosos (los que aún quedan autóctonos, claro), son un auténtico placer para la vista. Durante estos días además en la TVG estuve viendo un programa sobre la castaña muy bonito. Aprendí que la castaña cuanto menos oscura y más tirando a roja, mejor. Más dulce y más sabrosa.
    ¿No tendrás alguna idea para prepararlas? Alguna que otra castaña cruda tomé este fin de semana, pero me gustaría experimentar con ellas también en la cocina.
    Bueno, ya me despido, espero impaciente tu valoración del restaurante Yayo Daporta. Yo fui un par de veces y salí contento, pero a ver qué me cuentas tú...
    Un beso.

  11. Los sentidos

    jueves, 1 de noviembre de 2012

    « Bien, ya sabemos cómo utilizar el sentido común.
    Para que el acto de comer no sea solamente un proceso mecánico de ingerir alimentos, tenemos que poner en funcionamiento todos los sentidos para poder obtener el máximo placer con la comida.
    Cuando dices que te impacientas al ver la transformación que experimenta el parmesano cuando lo derramas sobre los alimentos calientes, tus papilas gustativas comienzan a funcionar y segregas jugos gástricos que te hacen desear ese alimento. Ha funcionado la vista, el olfato, tal vez el oído, si se produce un leve chisporroteo por el efecto del tostado. A continuación, el tacto que experimentas en la boca al contacto con los alimentos. Y todo esto te lleva al gusto que reconoces en ese momento y que tenías guardado en tu memoria como algo placentero.
    Cocina siempre con amor. No es un sentido (a veces puede ser un sinsentido), pero es un sentimiento imprescindible para vivir, como la comida.
    Ayer te hablaba de consumir siempre productos de temporada. Justo ayer, me contradije un poco porque compré en el mercado de Cambados unas xoubas que tenían muy buena pinta y también compré jibias a muy buen precio. Las xoubas no están en temporada ("No compres sardinas fuera de temporada"). A veces pueden ocurrir estas cosas. El caso es que, las rebocé en harina de maíz y las freí. Estaban muy buenas.  Las jibias las cocí en agua con una cebolla y una hoja de laurel. En la misma agua cocí unas patatas. Preparé una ajada para verter sobre la jibia troceada y las patatas. Quedaron de rechupete.
    Por fin  acabé de hacer el dulce de membrillo, el último lo preparé en gajos con su almíbar, para consumir acompañando carne de cerdo asada o caza, que también le queda muy bien. Cuando quieras te doy la receta. Para rematar el proceso de las mermeladas este año, pienso hacer un poco de mermelada de feixoa. Bueno, luego vienen los kiwis, seguro que también hago algo.
    Hoy no dejes de tomar huesos de santo y zonchos (castañas cocidas con la monda). Conviene continuar con las tradiciones para no olvidarlas. Te dejo, hoy nos invita Tino a comer. Vamos a  Yayo Daporta. Ya te contaré.
    Besiños  »

  12. El placer de cocinar

    martes, 30 de octubre de 2012

    Bonito día de otoño, soleado y frío. Una nueva etapa comienza en mi vida. En nuestras vidas. Jóvenes como nosotros enfrentándonos por primera vez a la cocina del día a día. Ilusionado los primeros días, cansado otros, sin ideas muchos y, los menos, harto de la misma rutina mercado-supermercado-cocina.
    Pero no quiero dejar de sentir el mismo placer de las primeras veces, esa primera vez que destapas una cacerola para recibir con gusto el penetrante aroma que desprende. O más tarde apreciar, con miradas furtivas parecidas a las de un felino acechando a su presa, cómo los colores dentro del horno se van tornando hacia el dorado (y casi sin poder aguantar las ganas de abrir la puerta para comprobar que, efectivamente, el magnífico olor que inunda la cocina sale precisamente de ahí dentro). Busco seguir sorprendiéndome cada vez que el parmesano pierde su consistencia ante el calor de un plato que aguarda impaciente ese toque único de sabor... Quiero que mis sentidos sigan gozando de la maravillosa experiencia de la cocina.
    Así pues, ¿dónde buscar consejo? No puedo dejar que la rutina convierta mi cocina en una cárcel, ¿la sabia voz de la experiencia podrá ayudarme?...

    «  Hello, My dear !
     Me cuentas que te gusta cocinar, que lo haces habitualmente, que vas a poner todo tu interés para hacerlo bien y disfrutar de una actividad necesaria.
    Me parece una sabia decisión. Las personas para vivir  tenemos que comer varias veces al día  todos los días, así que, lo más lógico es procurar hacerlo de la forma más gustosa posible.
    Comer bien no significa adquirir los productos más caros y exquisitos, sino los mejores según el momento. Este es un saber que se puede adquirir poco a poco con la experiencia, observando los productos del mercado e informándose sobre las épocas en que alcanzan su plenitud.
    Cocinar con sentido y con los sentidos para comer bien y disfrutar.
    Cocinar con sentido, elaborando una comida variada y equilibrada.
    Cocinar con sentido, podríamos decir común, utilizando los productos de temporada de tu entorno, así conseguirás unos platos más sabrosos y económicos.
    Por cierto, ya llegaron a los mercados las primeras nabizas, hay setas de temporada, castañas, feixoas, manzanas, todavía hay atún, sigue habiendo merluza y el pulpo de la ría está exquisito.

       Mañana hablaremos de los sentidos ¿te parece?
       Besiños
     
    »